LAS PRUEBAS CANINAS DE AGILIDAD. Nacieron en el Reino Unido en el año 1977 y están inspiradas en los concursos hípicos de salto. El perro debe de superar un recorrido con obstáculos diversos, siguiendo unas reglas específicas en cada uno de ellos y recogidas en un reglamento de carácter Internacional (Fédération Cynologique Internationale). El dueño-guía, puede animar a su perro en todo momento, sin llegar a tocarle, ni llevar nada en sus manos.
EL TRAZADO DEL RECORRIDO. Debe realizarse en un tiempo determinado por el Juez de la Prueba. Un número al pie de cada obstáculo indica el itinerario a seguir, siendo secreto hasta el comienzo de la competición, momento en el que se permitirá realizar un breve reconocimiento sin el perro, a fin de memorizarlo y estudiar la estrategia a seguir durante su conducción.
LA FINALIDAD. Consiste en combinar el control del perro, para que realice el menor número de fallos en el mejor tiempo posible.
PENALIZACIONES
- FALTAS: derribos de las barras de los saltos, no tocar con alguna de la patas las zonas de contacto señalizadas en diferente color, sobre los extremos de: “Empalizada”, “Pasarela” y “Balancín”.
- REHUSES: las paradas del perro frente al obstáculo, los desvíos laterales o el abandono antes de haberlo superado totalmente.
- DE TIEMPO: se contabilizan a un punto por cada segundo sobrepasado (con apreciación de las correspondientes centésimas).
información extraída de la web de la RSCE